viernes, 3 de abril de 2020

20200404 La soledad de la escultura Julia



Se llama Julia, la conocerán seguro, está en Madrid, siempre vigilante de quién pasa, asombrando a todo el que la observa...

Puedes pasar horas mirándola porque cada mirada te devuelve una Julia diferente, da una sensación de tranquilidad y de paz que cuesta no quedar hipnotizado por ella...la escultura de Jaume Plensa sin embargo lleva días sin recibir esas miradas de las que se alimenta...

Julia con sus ojos cerrados prefiere no ver el dolor que significa ese vacío que tiene delante...

Un vacío que se traduce en esas cifras dolorosisimas que conocen de memoria..Julia como símbolo de una ciudad herida que se levantará como ha hecho tantas veces.

Julia no es la única escultura que se pregunta por nosotros...Leoncia Gómez la vendedora de periódicos más célebre de Caceres se sobresalta cuando alguien pasa delante de ella, le han puesto una valla para que nadie la toque...

Tocar es un verbo que no podemos conjugar ahgora mismo...

Las noticias que trae Leoncia estos días en sus periódicos son esas que nos hacen llorar cada noche antes de cerrar una nueva jornada soñando con que la del día siguiente empiece a arrojar algo a lo que agarrarse.

Necesitamos que los semáforos se pongan en verde y estemos nosotros para poder cruzar o seguir la carretera que lleva a nuestra vida de antes.

Necesitamos como ella dejar de sentirnos solos, preocupados o más bien aterrados...

Necesitamos poder abrazar de nuevo...

Gritar de nuevo, llorar a los que se fueron como merecen, necesitamos volver a abrir los ojos, despertar...

Necesitamos como Julia, mojarnos con la lluvia un día de primavera...

Necesitamos dejar de necesitar.

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